Técnico en Radio y TV

Recuerdos y anécdotas, antes de que se me olvide, más…

Pues vámonos a la Secundaria que el camino es largo. Estudié en la Secundaria Tecnológica Industrial (ETI) No. 14 en la ciudad de Oaxaca, como su nombre deja entrever es una escuela en la cual se cursa la secundaria pero además existen actividades tecnológicas.

Viendo ahora el Certificado me doy cuenta que el Plan de Estudios era bastante completo. El plan incluía materias de las áreas físico – matemáticas (física, química, matemáticas) así como español, biología, geografía, historia, inglés, educación física y educación artística; cuarenta materias en total. A mí me parece un buen plan. No creo necesario entrar al penoso asunto de las calificaciones, solo diré que terminé en el periodo establecido y no reprobé alguna materia.

Entre las diversas opciones tecnológicas disponibles, elegí Radio y Televisión. No estoy muy seguro porque hice esa elección o si mi papá la hizo por mí, pero seguramente influyó que esa opción estaba más cercana a lo que yo había estado expuesto en casa con los experimentos en los que ayudaba a mi papá (Mi querida farmacia), así como que otras opciones como Torno y Soldadura requerían mayor fuerza física y ese departamento nunca ha sido uno de mis fuertes. Afortunadamente yo pude continuar mis estudios pero me parece muy bueno que a esa corta edad uno tenga la posibilidad de tener un entrenamiento durante tres años para desempeñarse como técnico en algún área de la tecnología.

Eso fue en entre 1971 y 1974. En esa época principalmente adquirí los conocimientos básicos, aprendía  a hacer croquis y hacer mediciones, sobre la tecnología de radio y TV. En el Taller que duró los tres años, conocí todos los componentes eléctricos requeridos para armar un radio. Además de los componentes, aprendí a hacer y entender los diagramas que se utilizaban. Uno de los principales proyectos era construir un radio que funcionara desde dibujar el diagrama, definir los componentes (resistencias, condensadores, bulbos, etc.), hacer el chasis (la base metálica sobre la cual se fijaban, con tornillos o soldadura, los componentes, y armar todo para que el radio funcionara.

Eso fue hace más de cuarenta años y parece increíble pero la tecnología eléctrica y electrónica ha evolucionado tanto que muchos de los componentes de esa época ya no se usan, actualmente son mucho más poderosos y eficientes, han reducido su tamaño, los materiales con los que se construyen son diferentes. Me atrevo a pensar que si un técnico en radio de esa época viera un radio de la actualidad, simplemente no sabría qué hacer.

En otras áreas como deportes y educación artística no hay nada sobresaliente que reportar; sin embargo, recuerdo que participé en al menos en un viaje a Santiago Laollaga en la región del Istmo, en donde hay un ojo de agua, el cual es un manantial natural, a unos 300 kilómetros de la ciudad de Oaxaca.

Lamentablemente solo recuerdo a muy pocos de mis maestros y solo los apodos. El hecho de que mi papá haya sido maestro de Secundaria y Preparatoria tuvo siempre ventajas y algunas desventajas. Una de las principales desventajas es que al conocer a mi papá y verlo cotidianamente en otras escuelas, podían platicar sobre mi desempeño y conducta, así que era mejor portarse bien. Por otro lado, mi padre no fue tomador, tomaba uno o dos tragos y dejaba de tomar cuando llegaba a esa cantidad pero fue muy fiestero (algunas personas que me conocen quieren hacerme creer que por eso, dicen, soy fiestero, pero la realidad es que siempre he sido tímido e introvertido). Así que La Huerta de Morelos resultaba ideal para hacer las fiestas con y para los maestros. Así que era muy común que las fiestas de los maestros iniciaran y terminaran allí o en ocasiones únicamente terminaban allí. A diferencia de mi papá, muchos maestros eran grandes tomadores y… bueno cuando el alcohol hace su efecto desinhibidor, yo estaba allí de testigo. Uno de sus lugares favoritos era un estanque poco profundo (unos cuarenta centímetros) donde muchos de ellos inevitablemente caían; en general se la pasaban muy a gusto, comían, bailaban, contaban chistes y chismes.

Hablando de apodos, aquí me gané el sobrenombre de Willy, el cual surgió porque uno de mis compañeros, Luis, que terminó siendo mi amigo hasta la fecha, me confundió con alguien que había sido su compañero en la Primaria (en el internado Ignacio Mejía). Recuerdo que le dijo a otro compañero que también venía del internado, mira “allí viene Willy”. Resultó que el verdadero Willy nunca llegó a la ETI No. 14 y a mí se me quedó ese sobrenombre. Solo recuerdo a unos cuantos compañeros de esa época, al propio Luis, Jaime, Javier, Víctor, Mario, Tepostecatl, muy pocos en realidad. Si mi memoria no me traiciona, creo que en mi grupo no había alguna mujer. Como siempre ocurrió, también recuerdo que mis compañeros más altos y fuertes intercedían y me defendían de aquellos que alguna vez me quisieron pegar.

Así pasaron, sin mucha gloria pero ciertamente sin pena, los tres años de la Secundaria.

Época / año: 1968 – 1971
Nombres: Willy + [Negro Santo, Gerardo, Lalo, Lalito, Farmacéutico, chuchín y chuchito]

Dr. Puck
Abril 16, 2017

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