El Hombre que Confundió a su Mujer con un Sombrero

El Hombre que Confundió a su Mujer con un Sombrero es un libro que también recomendó el joven maestro mago Manuel Zuno en una de tantas pláticas para magos que ha habido durante esta pandemia de Covid-19.

El autor es el médico neurólogo londinense Oliver Sacks quien recopiló veinte historias clínicas que forman parte de su experiencia profesional. Ocho de estos capítulos ya habían sido publicados en The New York Review of Books y en The Sciences, principalmente. El autor pretende revivir una tradición de relatos clínicos ricos en contenido humano que al parecer decayó con lo que él llama una ciencia neurológica impersonal. Los extraños relatos que se cuentan en el libro son historias reales, pacientes reales, aunque por momentos parecen fábulas.

El libro relativamente viejo (1985) inicia con la historia que le da título al libro, es decir, con “El Hombre que Confundió a su Mujer con un Sombrero”. El caso del Doctor P (en todas las historias clínicas se guarda celosamente la identidad del paciente) entiendo (a veces mi ignorancia me aterra) pasó a la historia como uno de los más extraños y curiosos de las neurociencias. Técnicamente, el caso se refiere a un trastorno del reconocimiento y la percepción llamado “agnosia visual” que consiste en la dificultad para identificar de manera acertada los objetos o estímulos visuales que recibimos del exterior.

Aunque en todos los casos se da un diagnóstico, el Dr. Sacks nunca pierde de vista el cometido final de la medicina: «el sujeto humano que sufre y lucha» y su interés más que en los déficits es en los trastornos neurológicos que afectan al yo. Al lector le esperan veinte historias de trastornos neurológicos que se explican brevemente pero siempre centrando la atención en la persona y el efecto que causa el trastorno en su vida.

Es un libro extraordinario que nos recuerda que actos como mirar lo que nos rodea y reconocer que una mesa es una mesa, o que una puerta es una puerta, son procesos naturales, pero no tan sencillos como creemos. La traducción se lee y entiende muy bien. Súper recomendado (no supe si recomendadisimo lleva o no acento). La única advertencia sería para lectores (como yo) que tienen tendencias hipocondríacas.

Dr. Puck
27 de julio de 2020.

 

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