El Niño de la Farmacia

Recuerdos y anécdotas, antes de que se me olvide más…

Había una vez dos jóvenes que se conocieron trabajando ambos en una farmacia llamada “La Predilecta” ubicada a media cuadra hacia el sur del zócalo de la ciudad de Oaxaca. Con el paso del tiempo se volvieron pareja, así que Jesús y Beatriz siguieron trabajando allí ya como novios. Entonces llegó la inesperada noticia de que los encuentros habían dado un fruto que en los próximos meses convertirían a Jesús en papá y a Beatriz en mamá, quien tenía que decidir cómo llevaría su embarazo pues no estaban casados.

Doña Beatriz se enfrentó, al igual que muchas de las situaciones que enfrentaría en su vida, con firmeza y gran decisión a las consecuencias de su relación; decidió que lo mejor era ocultar al bebé que esperaba y no se lo comentó a su mamá. Mi abuela Macaria se enteraría del bebé en camino hasta que este naciera. Sus hermanas y su sobrina Lupita que también vivían junto con ella le ayudarían en lo que pudieran para mantener el secreto. Beatriz se acomodaba y ajustaba su ropa (se fajaba diría Lupita) para ocultar su vientre cada vez más grande. Nunca supe cómo mi papá le dio la noticia a mis abuelos paternos.

Finalmente llegó el veintiséis de septiembre del año mil novecientos cincuenta y seis, fecha en que nací. Mamá y papá decidieron unirse y criarme, nunca se casaron legalmente. “Es niño y aquí está la prueba” diría meses después mi papá, a toda persona que preguntaba si había sido niño o niña; mostrando una fotografía en la que me veo desnudo y con una cabellera rizada parecida a la de mi mamá, “la china”, como muchos le decían.

La abuela Rebeca siempre jugó un rol dominante en nuestra familia así que cuando llegó el tiempo en que me fueron a registrar extemporáneamente al Registro Civil la abuela decidió que me llamaría Gerardo Antonio y que al igual que mis hermanos y otros primos mayores, mi apellido paterno (que a la postre sería compuesto) sería Pérez-Ramírez (que eran sus dos apellidos) y García por mi madre. Gerardo, me enteré varios años después que era uno de los nombres de mi papá aunque nunca lo usaba y Antonio nunca supe de donde salió, ya que ninguno de los hermanos o tíos de doña Rebeca tuvieron este nombre. Mis hermanos sí llevan el nombre de algún hermano o tío de la abuela Rebeca.

Al siguiente año, en julio de 1957, una vez que mi padre se había titulado como Farmacéutico con especialidad en Física, y con la ayuda de mi abuela paterna Rebeca, ¿quién más?, iniciaron juntos la aventura de poner su propia farmacia, la Farmacia Nuestra Señora de Los Remedios, también con el apoyo de los hermanos Díaz (propietarios de La Predilecta) en las afueras de la ciudad sobre la calle de Morelos en el número noventa y cuatro. Todos los que conocían a mis papás les aseguraban que esta ubicación representaría un total fracaso pues en esa época no había muchas casas alrededor. En esa época se consideraban las afueras de la ciudad y lo único que nos acompañaba enfrente de la farmacia era el rastro municipal (actualmente la escuela primaria Francisco J. Mujica) y el cuartel de policía que también daba albergue al H. cuerpo de bomberos (actualmente el Mercado Democracia). Muy cerca también se encontraba (y todavía sigue) el Panteón General. Afortunadamente todos los pronósticos resultaron erróneos y la farmacia siempre fue muy generosa con todos nosotros.

Aunque no nací en la farmacia, nuestra farmacia, llegué allí con escasos nueve meses y siempre la consideré mi casa por todo el tiempo que pasaba allí y los años que en ella pasé. Me resultó doloroso ser yo (junto con mi hermano Jesús) precisamente quien tuviera que cerrarla después de cincuenta y cinco años, pero de eso platicaré más adelante.

Así comenzó la historia de mi vida hace ya sesenta años. Ya no voy, como diría el comercial de Johnnie Walker, muy campante pero aquí estoy escribiendo esta autobiografía o mejor dicho, un recuento de recuerdos, experiencias y anécdotas que han marcado mi vida sin ninguna pretensión más que el placer de recordar y compartir esos momentos.

Época / año: 1956
Nombres: Gerardo, Lalo y Lalito.

Dr. Puck
octubre 9, 2016

8 comentarios en “El Niño de la Farmacia

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